
La Bioeconomía como motor del desarrollo territorial y de la inserción internacional
Dos paneles de especialistas que expusieron en simultáneo procuraron describir, por un lado, el rol de la bioeconomía como vector del desarrollo territorial y su impacto en las cadenas de valor a nivel local, y por el otro, la importancia de la elaboración de políticas consistentes que apuntalen la inserción internacional de los productos y servicios de la bioeconomía generados en el país.
En el Auditorio A, Roberto Bisang, investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (UBA), explicó por qué la bioeconomía permite repensar el territorio en la medida en que elimina las diferencias conceptuales entre agro, industria y servicio. María Beatriz “Pilu” Giraudo, presidenta honoraria de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), abogó por una visión estratégica de largo plazo para impulsar la bioeconomía, con consensos a nivel nacional, regional, provincial y local. Alejandro Mentaberry, pionero en biotecnología del CONICET, postuló que los desequilibrios territoriales sólo se resuelven identificando núcleos socioproductivos que permitan una aplicación inclusiva de la innovación. Y Pablo Costamagna, director de la Maestría de Desarrollo Territorial de la UTN en Rafaela, llamó a romper la lógica centralista tanto en la producción del conocimiento como en la capacidad de captarlo.
En el Auditorio B, Federico Zapata, director general de la consultora Escenarios, pidió pensar la bioeconomía bajo el concepto de “biodesarrollismo”, en tanto estrategia de acumulación socioeconómica y política que garantice desarrollo territorial, inclusión social e inserción internacional. Fernando Vilella, director del Programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la UBA, alertó que no habrá mercados ni financiamiento para productos de exportación que no exhiban una reducción de su huella ambiental y, graficó, esa es una oportunidad inmejorable para la “vaca viva” que captura carbono en la Argentina. Lilia Stubrin, coordinadora del doctorado en Economía de la Innovación de la UNSAM, sostuvo que el rol de las aceleradoras supone mayor diversificación productiva y posibilidades de exportación, siendo que las startups, por definición, buscan mercados masivos. Y Francisco Buchara, CEO del fondo para proyectos de innovación en biotecnología SF 500, reclamó una narrativa que muestre que las startups son la punta de lanza en la transformación de la ciencia en conocimiento exportable.